sábado, 18 de junio de 2011
Ajá.
Uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un tipo que un día fue feliz, y si no era feliz, casi. Algo así rezaba Joan Manuel Serrat, algo así quiero rezar yo. Pero no rezarle a ningún Dios, a ningún creador que digan que nos escucha para luego pasar hambre, sino rezarle al sentido o la razón, esas constantes de las que tanto hablamos y que tanto escasean. Sé que acabaremos todos condenados, sé que estamos avocados a palmarla y sé que somos polvo en el aire, sé tantas cosas que soy un ignorante. Lo único que no me queda claro es por qué complicarse tanto cuando todo lo podemos resolver de forma pacífica. Bueno, ya se sabe, los exaltados que se hacen los indignados, ponen en su boca las palabras de su sentido común, si es que lo tienen...
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