jueves, 8 de septiembre de 2011

¿Cómo decirlo?

Me presenté allí, quieto, inmóvil como un revival de emociones que se dice. Viejos recuerdos emergían de lo más oscuro del propio ser humano, viejos recuerdos que seguían a flor de piel, imborrables, grabados a fuego en la memoria.

Hay quien intenta olvidar y no lo consigue y quien sí lo hace. Mi caso sería el primero, obscena inquietud de una perturbada mente con más perturbador destino. Recuerdos lejanos más cercanos que la propia nariz con muy pocas ganas de irse, pero muy pocas.

Aunque te encuentren fumando en la plaza, aunque la vida te dé reveses, aunque nos veamos y no nos reconozcamos, aunque la vida nos lleve por caminos raros, aunque nos dediquemos a fumarnos la vida en moteles de carretera sin amor, sin nada de amor, ni pizca. Una vez la vida nos trató bien y para los buenos chicos siempre vendrán buenos tiempos, pero nosotros no lo somos, ya lo sabes.

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