lunes, 19 de septiembre de 2011

Con un poco me bastó.

Qué difícil es volver a las viejas rutinas. Qué difícil volver y qué fácil acostumbrarse, como zambullirse en el agua fría del Océano Atlántico, una vez que estás dentro olvidas que no podías meter más cuerpo que las rodillas.

Un huracán de aire tormentoso que al final se convierte en algo inapreciable, te encuentras en el ojo del huracán y no quieres salir porque no te hace falta.

Un nuevo olor a viejo que ensimisma los sentidos como la primera vez. Nuevo olor a viejas sillas y viejo olor a nuevos libros y bolígrafos. Una sonrisa simpática delante de ti y una voz chirriosa dando el coñazo en las horas más inesperadas e inoportunas. Una época para ver como fluye todo a flor de piel, muy a flor de piel o para sumirse en la miser,a muy en la miseria.

Tiempos modernos para viejas costumbres, ya es tarde para cambiar, solo queda acostumbrarse, digo yo.

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