domingo, 11 de septiembre de 2011

El terremoto haciendo olas.

El cielo oscurece y la niebla baja. Todo esto trae consigo un bochorno generalizado de los últimos días del agonizante verano que se va para volver en 9 meses. 9 meses largos, muy largos y complicados, con sus idas y venidas.

Como una eterna y aburrida tarde de domingo en la que nadie quiere arriesgar ni hacer nada porque no hay nada que hacer ni arriesgar. El tiempo pasa lentamente, se consume despacio y sin hacer prisioneros.

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